por eso cuando el primer niño empezó a inventar un Gigante se subió a la silla para hacerlo más grande al hablar y, ya empezado el juego, quien quería decir algo más, se subía a la silla. Por eso, por la ayuda del cuerpo, la niña que apenas habla pudo inventar botas grandes para el Gigante. Botas de tacón amarillo que hacen ruido al caminar. Toc, toc, toc. Maravilloso un Gigante con botas de tacón, cón, cón. Encima de las sillas los gestos se hicieron más amplios y la voz salía más lejos. No sé como surgió el juego de inventarnos ese Gigante. No fue una propuesta mía del tipo: «Vamos a crear un personaje». No. Pero alguien lo dijo y yo cogí al vuelo la idea y el Gigante fue distintas voces y tan tonto que no sabe hablar y muy lento. Muy lento, ¡qué hallazgo!. Imaginas un ser grande avanzando a zancadas sobre las montañas y no. Este Gigante de tercero de primaria avanza tan lento que verlo venir es un espectáculo tan hermoso como ver a un grupo de niños y de niñas crear. Vídeo:
Taller de Narración Oral. Proyecto de innovación educativa del CEIP Basilio Paraiso.