Una charla con motivos.

“Me han gustado mucho esas historias cortas que has contado”, me dijo una vez una persona del público. Se sorprendió cuando le dije que eran poemas. “¡Si yo nunca entiendo la poesía y esto me ha gustado!»

SOY UNA CUENTERA QUE MIRA EL VERSO.  Miro sus motivos, sus imágenes, que encuentro también en los cuentos. Veo la infinita posibilidad de transformación de todo lo que existe. La libertad del universo poético y de los cuentos tradicionales. Por eso la charla se llama: ZAPATOS DE MANTECA, PEZONES DE HIERRO.

Hablo de poemas que te ponen a jugar con la realidad. ¿Por qué no hacer lo que los poemas dicen si las palabras son acción? Juego poético de modo literal: Cambia el mensaje de tu felpudo cada mañana, haz caso a E. Bishop cuando invita a perder, a Cernuda cuando invita a viajar.

En medio de lo cotidiano, la poesía.

El ritmo. Puedes cambiar un texto poético a prosa cambiando su ritmo o unir poema y prosa con un ritmo.

El poema en el cuerpo. Como al trabajar los cuentos. Ponerlo en el cuerpo es también ponerlo en el espacio, en los olores, qué música…

Cada poeta es un personaje de cuento.

¿Y para qué? Para asombrarnos, para sentirnos vivas, para vivir jugando.