Presenté el cuento: El baile de la tarántula en la escuela infantil de Fraga. Hablé del calor que tenía María en el campo, cómo cerró los ojos al beber del botijo para sentir mejor el agua fresca en la boca, la garganta…los niños ya me conocían de esa misma mañana, que la habíamos pasado con cuentos.
Cuando el baile de la tarántula acabó y la niña se alejó bailando, puse una tarantela y les invité a bailar, bebés y madres, padres…un niño se acercó a bailar conmigo, ya con el paso bailarín se acercaba. Nos tomamos de la mano y giramos: «Da vueltas, le dije, gira». Y la madre me dijo algo, yo le respondí. El niño siguió girando, la madre contó algo más y el niño otra vuelta y otra…hasta que se cayó al suelo, mareado perdido. Paramos, ella lo recogió, lloraba, me miró enfadado. «¡Ay, perdón, se me olvidó decirte que pararas!» Y así fue cómo ese niño se me atarantó.