Zamora. Patio del centro de interpretación de las ciudades medievales. Noche cerrada. Un escenario pequeño, bien iluminado, bajo una higuera. Mi sesión empieza con un poema que se titula: Higos…»todo fruto tiene su secreto«…Una coincidencia estupenda.
Pero no fue entonces sino a mitad de sesión que, en unos aplausos, sentí que contar historias eróticas es un modo de hablar de la libertad. Me dio alegría sentirlo.