Cuentos en espacios ya habitados.
Cuando narras el silencio del público (o la falta de ello) construye la historia tanto como tu trabajo. También el espacio.
En Laspuña hice la sesión en una sala donde estaba instalada una exposición de fotos de Salgado. Sus imágenes acompañaban a las mías, se superponían, brillaban en los momentos de silencio.
Hace tiempo a Carman Sancho se le ocurrió presentar la biblioteca municipal de Delicias, su proyecto multicultural, en la calle. (http://www.amediar.es/). Buscamos cuentos, sacamos un montón e inventamos escenarios momentaneos, pausas de palabras en los juegos.
El miércoles pasado nos encerramos en el colegio público Basilio Paraiso en defensa de la escuela pública. En el programa de actividades estaba yo y quería contar, pero no encontraba el momento. Me ayudaron a acercar a los chavales. «¿Dónde quieres ponerte?», me preguntaron. Yo estaba en medio del patio, dudando…»Aquí». Y me senté ahí mismo. El círculo se fue creando, Lucía a mi lado. Y de pronto se creó el silencio justo, la historia salió sola, entre risas.
Me encanta trabajar en teatros, salas adecuadas, pero también en esos espacios que se vuelven maleables a las palabras y moldean de otro modo tus historias, les dan un sentido que no habías visto, las vuelven cometas.