En un peldaño de la escalera de puñales

La mujer sólo recordaba una escalera de puñales:»No sé dónde llevaba ni qué pasaba con ella» de los cuentos que le había contado su madre. Empecé a preguntar en los talleres con personas adultas cómo sería una escalera de puñales y qué harían si la encontraran y dónde podría llevar. Imaginaban una escalera estrecha y cortante, peligrosa y arriba cosas importantes: «porque si es tan difícil subirla, arriba debe haber algo hermoso»… Igual no. Las historias no siempre tienen la lógica del esfuerzo-recompensa. Muchas veces las monedas de oro no salvan, no sirven, el que sale primero al camino se pierde y una escalera de puñales podría ser una escalera que no acabe nunca o que acabe en el vacío o el peligro no te lleve a ninguna pradera al sol, a ningún mundo mágico. Quizá no sea tan difícil subir una escalera de puñales. Depende qué zapatos lleves, ¿y si son zapatos de hierro? de cómo sean tus pies ¿y si tus pies son duros como pedernales?…

Y luego están las personas que viven en un peldaño de la escalera de puñales.

Os pongo un poema de Joseba Sarrionandia que tiene olor a cuento y a escalera de puñales.

Leído en : La casa del presente. 14 poetas vascos. Editorial Olifante. Edición literaria Iñigo Linaje y Ángel Guinda.