El exilio es un viento fuerte

Este verano he podido hacer ocho talleres en Centros de Tiempo Libre de Zaragoza organizado por la Casa de la Mujer. Ha sido precioso trabajar con grupos pequeños en lugares tan cuidados como los CMTL. Escucharles contar puertas que imaginan, espacios, historias que salen en un segundo, opiniones sobre el espacio público, cómo lo viven, cómo se expresan.

En el primer taller un chico nos contó cómo eran las puertas de su casa en Venezuela: la primera era de hierro (bueno, tiene rejas) y la segunda de madera. Recordaba mientras nos decía y dibujaba en el aire con las manos cada puerta. Nos contó cómo eran las llaves abriendo la mano extendida hacia el grupo, como si las enseñara. Luego, un día, el viento cerró la puerta del cuarto donde había muchos juguetes y no pudimos volver a entrar. Estaban los juguetes y ya no pudimos volver a abrir…. Ese cuarto cerrado es su exilio. Así nos contó su exilio esa mañana y yo pude escucharlo.

La foto es del taller de Birabolas. Gracias a cada CMTL y a la Casa de la Mujer por su confianza en mi trabajo.