Preparo una sesión de cuentos eróticos para el Festival de Zamora y me pregunto cosas.
Empecé a trabajar repertorio de historias eróticas porque me animó Nieves Pérez, bibliotecaria de las Palmas. “Anímate, será sólo media hora”…No encontraba historias que me gustaran. Poesías sí. Canciones también y al fin, un par de cuentos. Preparé un material de cuarenta minutos, hice una sesión con amigos y quité lo que no me funcionó. Eso fue en el 2009. Me gustó contar. Las sesiones en Vegueta son al aire libre, en plazas pequeñas y público atento. Me pareció muy divertido jugar con lo erótico en ese contexto, jugar también con mi imagen al contar.
Ahora tengo una sesión entera, he ido afinando el olfato al escoger el material. Y me surgen preguntas. Soy mujer que cuenta historias eróticas. ¿Qué imagen se espera de mí? ¿cuál quiero yo?
¿Cómo nos contamos las mujeres en los eróticos? ¿cuánto somos protagonistas de nuestro deseo?
Contar eróticos sin quedarnos en los estereotipos. Sin que las historias hablen sólo de gente blanca, joven, guapa, sin problemas de dinero. Contar eróticos sin dar por supuesta la heterosexualidad.
Contar historias eróticas para celebrar el placer. Historias que jueguen con los sentidos, que provoquen asombro, risa, deseo. Que nos inviten a imaginar, a imaginarnos de otros modos.
Y que cada sesión de cuentos eróticos sea una fiesta de los sentidos.
Eso busco.
No encuentro otro modo de encontrar respuestas que seguir contando. Aprender del público.