Creo que la literatura es un material fluido. Por eso pasa de lo escrito a lo oral, de la imagen a lo narrado. Por eso de quien cuenta a quien escucha.
El público recibe y recrea, se hace protagonista. Así escuchar se convierte en una experiencia.
Si la literatura es material fluido, formamos parte de ella.
Por eso en mi trabajo mezclo material tradicional y material de origen literario: poemas, relatos y ensayos adaptados a la oralidad. Hago que las voces dialoguen entre ellas:
La voz de Roberto Bolaño con la Tía Miseria (se hubieran llevado genial si se hubieran conocido en vida).
Alejandra Pizarnik, tres poemas suyos y cinco Landays, poemas cortos recitados por las mujeres afganas.
Los Grimm se encuentran con Clarice Lispector y con Anne Sexton (su libro: Transformaciones).
Unos versos de Bernardo Atxaga dentro de un cuento tradicional japonés:
…”Aquellas mariposas que volaban
hacia el silencio del mar…
¡No vayáis!, ¡no vayáis!
No encontraréis en ese mar
un lugar donde posaros…”
Algo vivo mi oficio. Vivo porque estáis ahí, escuchando.