los cuentos habitan espacios.

Muchas veces no recuerdo los pueblos a los que voy a ir a contar, el nombre, se me esconde en la memoria. Miro la agenda para planificar el viaje. Pero cuando he ido, se me quedan en la experiencia, en la risa de los chavales o de la gente adulta, en la anécdota hermosa que siempre acompaña una buena sesión. Esta semana por Gran Canaria ha sido así. Por los cuentos he conocido los lugares. Valsequillo con este video:

En Villa de Moya los niños/as acudieron con mucho tiempo, esperaron la hora conmigo, pidieron «otro, otro» en cuanto acababa uno. Un niño en primera fila decía «no» a todo lo que preguntaba o decía. Al final de la sesión dijo un «si» que sonó a aire fresco. Artenara y su cole acogedor con niños expertos en trabalenguas, la cárcel del Salto del Negro con 180 hombres escuchando la mujer loba, el sueño extraño… con una atención preciosa, el Hospital Provincial en su planta de Oncología infantil donde el tiempo tiene otro sentido y da gusto llenarlo con cuentos y risas, la sesión erótica en una plaza preciosa de Vegueta. Toda la plaza me ayudó a cantar: «Fever». El maratón «monstruo» en la Plaza de las Ranas donde un niño de cinco años contó su historia: «El pequeño dragón» con las ilustraciones hechas por él mismo. Cuentos por teléfono con más de 200 llamadas atendidas. Cuentos breves entre todos/as las narradoras…Ha sido una semana hermosa de trabajo organizada por la Biblioteca Insular. Aquí os dejo unas fotos:

Cartel cuentos eróticos. Biblioteca InsularImagenImagenImagen

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